Foto por Nubia Mendoza Lobo |
En
tiempos preñados de la anhelada paz para el país, 8.000 campesinas y campesinos
de todas las regiones de los campos colombianos nos hemos congregado en el
heroico territorio campesino del Catatumbo. Gozamos y agradecemos un amplio
acompañamiento de estudiantes, académicos, cooperantes internacionales y otros
sectores de la sociedad, pese a la campaña de sabotaje emprendida por el
gobierno nacional desalentando a representantes de la comunidad internacional
para acompañarnos, y negándose él mismo a asistir.
En
todos los anteriores encuentros contamos con la presencia de delegados del
Ministerio de Agricultura y las directivas del Incoder. En esta ocasión el
propio Ministro de Agricultura Aurelio Iragorri se comprometió a asistir al
encuentro, incumpliendo con su palabra. El Gerente General del Incoder y las
directivas responsables de las zonas de reserva campesina, así como la
totalidad de entidades estatales fueron invitadas sin que hicieran presencia,
ratificando con ello el veto persistente sobre la figura. Por el contrario, las
Fuerzas Militares y la Policía Nacional mostraron apertura para diseñar la
seguridad del Encuentro cumpliendo con sus compromisos, lo cual valoramos.
Hemos
dado continuidad a las deliberaciones que definen nuestra lucha por la reforma
agraria territorial estructural, en un momento de esperanza en el logro de un
acuerdo que siente las bases para la construcción de la paz con justicia
social. Al mismo tiempo se construye la unidad de la lucha agraria del
movimiento popular, pero en el que también los concentradores de la tierra, los
expoliadores de nuestros territorios, embisten contra la vida con el aval de un
Estado pusilánime que permanece a espaldas de su pueblo.
Una
expresión de esto es el sistemático ataque oficial a las Zonas de Reserva
Campesina, que confirma lo acertado de nuestra propuesta y nuestra lucha en su
defensa. Este encuentro entonces, representa un momento de mayor desafío y el
inicio de una fase más intensa de nuestra lucha. Repudiamos que el gobierno
siga condicionado el cumplimiento de su obligación con las zonas de reserva
campesina, a los desarrollos de las negociaciones con las FARC, pues al margen
de estas, el estado tiene una deuda histórica con el campesinado en general, y
con el que defiende las zonas de reserva campesina.
Como
resultado de dos días de profundas discusiones declaramos:
Frente
al deliberado freno que el gobierno nacional impone al cumplimiento de su
obligación legal de promover las Zonas de Reserva Campesina, y a aquellos que
desde una oscura caverna las ven como monstruosas apariciones, les anunciamos
que mantenemos toda nuestra determinación en sostener nuestra lucha por el
territorio campesino, no nos detendrán intimidaciones expresas o veladas, no
nos detendrán mediocres argucias disfrazadas de vacías evaluaciones,
emplearemos con firmeza nuestras tradicionales formas de lucha: la
organización, la movilización, las acciones legales y todo aquello que la
legitimidad de nuestras demandas señale.
Reafirmamos
la decisión de tramitar por la vía del diálogo los conflictos territoriales
entre afrocolombianos, indígenas y campesinado, y continuar con la construcción
de la propuesta de territorios interculturales. Hacemos un llamado de urgencia
para avanzar en esta vía de lucha unitaria por el territorio, la soberanía y la
justicia, enfrentando con urgencia el abordaje de los conflictos territoriales
interculturales más complejos.
Defendemos
y continuaremos luchando por reconocimiento de nuestros derechos como
campesinas y los campesinos en los términos de la Declaración de derechos de
las campesinas y los campesinos, exigiendo nuestra autonomía territorial, el
respeto por nuestra cultura, la recuperación de la memoria, nuestras formas
organizativas, avanzando en la articulación con el mundo urbano, la academia y
otros sectores de la sociedad que llamamos a acompañarnos en nuestras luchas.
Continuamos
repudiando el trato criminal que se nos da a los campesinos que nos vemos
forzados al cultivo de coca, marihuana y amapola cuyo uso se asociado al
narcotráfico. A este trato oponemos la exigencia porque se comprenda y se
atiendan estos cultivos y usos como un asunto social y no criminal, que se
sustituyan, o se retorne al uso diversificado recuperando y potenciando
prácticas tradicionales, que se utilice como una herramienta de reconversión
productiva.
Avanzaremos
con un mayor impulso en el protagonismo de las mujeres en nuestra lucha a
partir de este encuentro, cuando se lanza la plataforma política de las mujeres
campesinas en zonas de reserva campesina y se decide conformar el comité de
mujeres para impulsar la acción que garantice sus derechos y el justo trato en
la vida política y la privada, retomando las conquistas populares de las
mujeres.
La
zona de reserva campesina es un semillero de paz que debe aprovecharse mediante
una estrategia de educación rural campesina e intercultural que resguarde,
promueva y enseñe nuestro manejo de los recursos naturales promueva el manejo
sostenible del territorio, así como la autonomía y soberanía sobre el uso y
conservación de los recursos naturales, como patrimonio de los pueblos.
Exigimos los cambios normativos necesarios para el reconocimiento de la
territorialidad y propiedad de la tierra en zonas de reserva forestal y áreas
protegidas, incentivando la producción forestal y agroalimentaria agroecológica
reconociendo al campesinado como sujetos y agentes de la conservación del medio
natural.
La
paz que queremos es la que reconoce nuestros derechos, nuestra autonomía
territorial y la convivencia armónica entre los pueblos afrodescendientes,
indígenas y campesinos. La consolidación de la zona de reserva campesina es un
instrumento para alcanzarla y una Asamblea Nacional Constituyente la vía para
sentar sus bases democráticamente. Reconocemos el valor del acompañamiento de
la solidaridad internacional y animamos a continuarlo contribuyendo a combatir
la estigmatización de la figura, apoyando las iniciativas desde las bases, y
general ayudando a su fortalecimiento desde la visión de las comunidades
campesinas. El aprovechamiento de la riqueza minero-energética debe revertirse
al país, a partir de la generación de conocimiento y tecnología propias, que
permita definir la conveniencia o no de cada proyecto impidiendo su
implementación cuando no lo sea, creando fronteras ecológicas a la explotación,
reconociendo los saberes tradicionales y condicionándola al consentimiento
previo, libre e informado. Por ahora apostamos por las consultas previas
populares para impedir el saqueo de nuestros territorios. El reconocimiento y
la articulación de la economía campesina de las zonas de reserva campesina en
las regiones de las que hacen parte, no solo es viable sino que es una
necesidad para la generación y redistribución justa de la riqueza y el
bienestar del país desde lo local, especialmente para la soberanía alimentaria.
Para ello se hace indispensable el levantamiento de diagnósticos territoriales
y una política pública concertada con el campesinado.
Apoyamos
el justo pliego de exigencias de la población urbana de Tibú que exige el pago
de una gran deuda social existente pese a la explotación de recursos naturales.
Saludamos
y acompañamos la declaratoria de Zona de Reserva Campesina del Catatumbo que
representa una iniciativa de paz desde el territorio y desde el reconocimiento
del campesinado. Esta declaratoria es un Respaldamos la apertura del
campesinado catatumbero para conformar el primer territorio intercultural y
animamos al pueblo Barí a unirse a esta iniciativa.
Pese
al desprecio, la exclusión, y la violencia en contra nuestra, le estamos
entregando al país nuestra propuesta y nuestro trabajo cotidiano por la
justicia y la paz. Entregamos al país territorios campesinos gestados
autónomamente, pero no los entregamos a la voracidad de los acaparadores, los
entregamos para la vida digna para todos, los entregamos para la paz, y con
nosotros allí defendiéndola.
¡Por una reforma agraria
territorial estructural y la paz, viva la lucha unitaria permanente!
¡Por los territorios
campesinos, ni un minuto de quietud, toda una vida de organización y
movilización!
¡Afrocolombianos,
indígenas y campesinos, hijos de una misma tierra, hermanos de una sola lucha
por el territorio!
"¡Mujeres
luchadoras, mujeres constructoras de paz, mujeres de la tierra, mujeres de las
Zonas de Reserva Campesina!"
"No a la
criminalización de los cultivadores de coca, marihuana y amapola ¡Sí a la
sustitución gradual y concertada!"
¡Vivan la zonas de
reserva campesina!, ¡Viva el campesinado que las defiende!