El día 7 de noviembre de 2014, en las instalaciones de la Universidad del Tolima se llevó a cabo el Seminario de Zonas de Reserva Campesina y sus Perspectivas en el Tolima. En las horas de la mañana se desarrolló un panel con la presencia en la mesa de varios académicos y dirigentes campesinos interesados en las Zonas de Reserva Campesina. Después de la exposición de los planteamientos, los más de 80 participantes se dividieron en mesas de trabajo para discutir las siguientes preguntas generadoras: ¿Qué elementos se requieren para una política de fortalecimiento a la economía campesina en el Tolima? ¿Cómo enfrentar los conflictos por el uso de la tierra en territorios ocupados por campesinos? Y ¿Cómo articular la política pública del ordenamiento territorial con las demandas y necesidades sociales o formas de autogobierno en el Tolima? Las mesas se dividieron en tres grandes temáticas: Economía Campesina, Conflictos Socio-Territoriales, y Ordenamiento Territorial Ambiental.
Según la versión de varios campesinos que hicieron parte del Seminario, en Colombia desde los años 70’s se implementó los monocultivos, los transgénicos y químicos. Antes de ese momento el 70% de los alimentos consumidos por una familia campesina eran producidos por ellos mismos en sus fincas. Ellos también manifiestan que la entrada del narcotráfico cambio gran parte de la economía campesina, ya que los cultivos de uso ilícito se hicieron enormemente rentables. Es así como los campesinos van perdiendo la autonomía a la hora de cultivar sus tierras y por tanto se niega la posibilidad de una soberanía alimentaria. El Estado colombiana nunca ha tenido como prioridad el campo, muestra de ello es su política de importar productos que se producen en nuestros campos.
En
medio de la discusión uno de los campesinos afirma que “también nosotros hemos
tenido culpa. Nosotros luchamos para que nos ayuden, pero nosotros no hemos
podido construir nuestras propias políticas. El Estado llega con las ayudas…
pero sus políticas nos quitan autonomía”.
La
economía campesina no se debe quedar en el caso concreto del cultivo, en medio
de una de las discusiones de la mesa de Economía campesina se plantearon los
siguientes interrogantes: ¿Cómo se transporta lo que se produce? Se necesitan
vías y mecanismos para trasportar ¿Quiénes deben dar las pautas de la
comercialización? Nosotros, los campesinos y el Estado debe ser sólo un
garante. ¿Cuál es la educación que queremos? Si no tenemos organización estamos
predestinados al fracaso. Las organizaciones sociales debe ser un ente de
control, de propuestas y de organizaciones.
No
sólo los campesinos no han construido sus propios Planes de Desarrollo sino que
se les vulneran sus derechos, se les toma como ciudadanos de segunda clase y se
les niega toda actuación que los posicione como sujetos políticos ante la
sociedad; además se ha menospreciado su identidad campesina.
Ellos
buscan ser reconocidos como campesinos y sujetos políticos, pero lo que quiere
el Estado es desaparecerlos. “Si fuéramos reconocidos constitucionalmente
podríamos pelear en conjunto por las reivindicaciones del campesinado, entre
ellas la defensa de Nuestro territorio. La proyección de proyectos productivos
con semillas nativas, para la defensa de nuestra economía campesina, lo cual
puede generar intercambios socioculturales con los otros, en especial con los
indígenas”.
Un
campesino se proyecta y vive desde la tierra. Un campesino se conserva porque
mantiene: las semillas, y el concepto de campesino en su integralidad. La mujer
campesina también debe ser reconocida como sujeto político y tenida en cuenta a
la hora de emprender cualquier espacio, tanto organizativo como económico.
Pero
el mismo uso de la tierra ha producido conflictos en los territorios y por ende
en la economía campesina. Ante esto los asistentes al seminario aportaron su
visión de las causas de los conflictos y algunas posibles soluciones a esta
situación.
Las
tensiones en el Tolima son fuertes y muy frecuentes, principalmente por la
figura latifundista que predomina en algunas zonas de la región. Los campesinos
habitantes de la región identifican a los principales enemigos de los procesos
organizativos: el Estado, las Fuerzas Militares y las empresas Transnacionales;
estos tres entes se han convertido en las generadoras de los conflictos
internos, ya que no sólo se dedican a acentuar un modelo económico que va en contra de la necesidades
del campesinado, sino que se empeñan en perseguir, estigmatizar y encarcelar a
la comunidad y los líderes campesinos.
El
Estado busca dividir a las comunidades, proporcionando beneficios a corto
plazo, generando tensiones entre la comunidad y las organizaciones sociales y
populares que ponen en manifiesto las intenciones del gobierno de turno.
Logrando así, en muchas ocasiones, que la comunidad permita la entrada de una
multinacional y le dé la espalda a la movilización popular. Además de estas divisiones,
las políticas estatales han buscado acentuar las diferencias entre los
campesinos, indígenas y afrodescendientes brindándole privilegios legales a
unas poblaciones y negándosela a otras, aunque estos beneficios sean sólo en el
marco del papel, han producido muchas rupturas en el tejido social de la
región.
Para
superar estas y otras confrontaciones producidas y patrocinadas por el Estado
sea hace de vital importancia la unión por el territorio, trazando unas rutas
de diálogo que permitan la concertación entre campesinos, indígenas y
afrodescendientes. Estableciendo, a partir de esto, estrategias que permita el
reconocimiento como un solo pueblo y así evitar los conflictos entre las
comunidades; para lograr esto se propone: la recolección de la memoria
histórica de las comunidades, lo cual permita demostrar que los campesinos,
indígenas y afrodescendientes tienen un pasado común y un futuro para construir
juntos. Además esto permitiría la construcción de cuál es el deber ser del
territorio y el quehacer de las comunidades que lo habitan.
Se
propone el fortalecimiento de la identidad tolimense, la cual ha sido golpeada
y estigmatizada desde hace décadas, por el hecho de vivir en la zona donde se
originaron las primeras resistencias campesinas. Para el fortalecimiento de la
identidad se proponen procesos formativos, como cátedras, las cuales permitan
el reconocimiento como ciudadanos, campesinos y sujetos políticos, para lo cual
se espera el acompañamiento de la Universidad del Tolima.
La
participación de la academia en los procesos formativos de las regiones
permitirá que la comunidad en general adquiera un conocimiento real de cuáles
son sus derechos y la importancia que estos tienen a la hora de defender el
territorio que habitan. Además estos procesos de formación permitirían tener
las claridades esenciales para asistir y promover espacios, como constituyentes
minero energéticas y ser un actor en la discusión.
En
lo inmediato se espera que el campesinado, la academia y el pueblo en general
realicen actos en apoyo a los diálogos que se llevan a cabo de La Habana Cuba,
entre las FARC-EP y el Gobierno Nacional. De esa manera generar las condiciones
básicas para la firma de los acuerdos y que no solo termine la confrontación
armada, sino que el Estado deje de perseguir a las comunidades y organizaciones
sociales con el fin de presentar falsos resultados en la lucha armada.
Este
conflicto no sólo ha provocado el despojo de muchos territorios sino el
deterioro de las relaciones sociales que se tejen a través del mismo y las
costumbres que se gestan en torno a él. Es por esto que se propone como espacio
de construcción del territorio y del tejido social la ZRC, propuesta en
caminada a enfrentar los conflictos socio ambientales que viven las comunidades
del Tolima. Además que las ZRC permitirá enfrentar el despojo ocasionado por la
intervención de las multinacionales y los desplazamientos producido por la
presión de organismos paramilitares.
Las
comunidades del Tolima ven las ZRC como una figura que posibilita el
reconocimiento como comunidad, además permite que sus habitantes decidan qué
quieren para la ZRC y cómo lo quieren implementar los proyectos que se den en
la zona, ya que en el Tolima se vienen presentando conflictos por la
explotación de los recursos naturales, en especial el hídrico.
A
causa de la intervención de las empresas mineras, en la región del Tolima se ha
aumentado el pie de fuerza, con el Plan de Consolidación; el cual ha provocado
la división del campesinado y la estigmatización del movimiento social y
popular que se produce en las zonas donde las FFMM hacen presencia.